miércoles, 18 de febrero de 2009

Las presas de aquellas tristes celdas lograron sus sueños aquellos imposibles, consiguieron la libertad! Pero ese objetivo común por el que todas luchaban, por el que había empezado todo no fue lo único que cada una se llevó consigo. Algunas comenzaron a sentir que algo más había detrás de todo esto, algunas comenzaron a mirar el nuevo mundo que se les presentaba de una forma diferente... Aquello fue hace un tiempo ya. Cada una de ellas a partir de ahí buscó nuevos sueños, sueños que sólo ellas ahora saben cuáles son, sólo ellas ya son las dueñas de su fin, o de su comienzo… doriabella@blogspot.es

viernes, 30 de enero de 2009

MAITE, ALIAS LA “CONDESA” -Española, 37 años. -Procedente de familia de alto abolengo conservador. -Educada en centros elitistas de Europa propios de su condición. Estudios universitarios. -Casada con un rico magnate de los negocios mayor que ella “Sir Tomas y Dejas”. -Delito: Presunto atropello con lujoso todoterreno a su marido por pretender abandonarla. -Condena: 25 años. -Su objetivo: salir de la cárcel lo antes posible y vivir conforme a su condición. La historia: He entrado hace poco tiempo y estoy en proceso judicial. Hija de familia de alta linaje. Me educaron para casarme al mejor licitador. Hace diez años Sir Tomas se casó conmigo. Le di todo para lo que había sido educada. Mi dote, mi juventud, pese a que él era 13 años mayor que yo. El 18 de Enero cuando visitábamos nuestra dehesa de “Campabandono” me dijo que se iba a divorciar de mí. Que ya lo había solucionado todo, me dejaría en buena situación y mi patrimonio en ningún momento se vería mermado. Comencé a llorar como una posesa. Él permanecía impasible por encima de mi ataque de histeria. Después de dos minutos se baja del todoterreno en el que íbamos y enciende sosegadamente un cigarrillo. Dejé de llorar súbitamente, con la mirada fija y sin dudarlo metí primera y pisé el acelerador a fondo arremetiendo contra él varias veces. Después no sé muy bien lo que paso, pero me desbordaba en mí una gran emoción de gozo. Me había convertido en la heroína de las mujeres desgarradas. No se trata de dinero. Se trata de mi dignidad mancillada. A mí no me deja nadie. Yo me he casado para toda la vida hasta que… la muerte nos separe nos dijo el Cardenal Trancón en la Catedral de la Almudena en aquel día tan hermoso de Mayo. Yo no me merecía esto, le había dado y permitido todo lo que él había querido, incluso algún affaire que otro, pero nuestro matrimonio era sagrado. Aquí me encuentro con mi dignidad restituida y aunque gozo de “ciertos “privilegios no veo la hora de salir de aquí y reunirme con mi amor, que me consuele de este trance tan doloroso por el que he tenido que pasar. Estoy segura que con su juventud, 34 años, sabrá reconfortarme.